lunes, 27 de abril de 2009

Vísteme de sonrisa



El color negro
se disfraza de blanco
cuando sonríe.

jueves, 23 de abril de 2009

El Amor y la Rosa

Hoy es Sant Jordi.
Hoy es el día de la Rosa y el Libro en Catalunya.
Hoy las Ramblas de Barcelona derrochan perfume y color.
Hoy los enamorados se obsequian con una rosa para ellas y un libro para ellos. Creo que es una tradición preciosa.


Tal día como hoy, mi corazón fue agasajado con la demostración de amor más tierna que me han hecho nunca.

En las floristerías adornan con esmero las rosas rojas que regalarán los novios a sus novias o los maridos a sus mujeres.
Las visten de celofán y las acompañan de espigas de trigo y un lazo con la bandera catalana.

Hacía unos años que había roto con mi novio y no tenia pareja. No esperaba ninguna rosa desde hacía tiempo.
Pero ahí estaba la persona que más me ha querido, con diferencia, que no concebía que yo pudiera sentir la decepción de volver a quedarme con las manos vacías un año más.



Estaba pasando unos días en casa de mis padres y me desperté al oír que la puerta de la habitación se abría.
Allí estaba mi preciosa madre con una maravillosa rosa en la mano.
Le dije, sorprendida:
- ¡Me has comprado la Rosa!
Y ella me respondió:
- Es que hay muchas clases de amor.

Pero mi madre estaba equivocada. No hay otro amor.
Eso es el Amor.


Este año no tendré otra rosa como aquella, pero todos los días de Sant Jordi de mi vida recordaré ese maravilloso momento. Un tesoro para mí.
Hoy le dedico a mi madre querida otra de las poesías que escribí para ella en "La fuente de toda poesía". Este es mi Amor para ella.

El amor puede ser grande.
El amor puede ser fuerte.
Puede ser apasionado
o puede ser inocente.

Puede quererse a escondidas.
Puede quererse de frente.
Se puede amar como un juego,
o puede ser para siempre.

El amor puede ser cierto,
puede ser imaginario,
puede ser el Paraíso
o puede ser un calvario.

El amor nos fortalece.
el amor nos humaniza.
El amor nos ennoblece,
y el amor nos ilumina.

Se puede amar a los niños.
Se puede amar a los padres.
Está el amor por un hombre,
y está el amor de una madre.

El amor que nunca pide.
El amor que todo da.
El amor que no se rinde,
y el que siempre puede más.

Me cuidaste en el dolor.
Restañaste mis heridas.
Nunca sentí más amor
que por tí, madre querida.


domingo, 12 de abril de 2009

Sigue la primavera ¡Gocémosla!






Sábanas blancas,
campo de las batallas
de mis amores.
















Manos de agua
recorren mi cintura.
Tu boca calla.












Mi sueño vive
en la savia despierta
de tu deseo.




viernes, 10 de abril de 2009

Viernes Santo en el corazón y en la mesa


Para mucha gente la fecha a destacar en el calendario gastronómico anual es la Navidad. Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes son todas citas ineludibles alrededor de una buena mesa que además suele respetar una tradición familiar en el menú.
En mi casa no. En casa, cuando llegaban las Navidades tenías a mi madre como una pregonera de uno a otro de la familia preguntando qué hacía este año para tal comida o cual cena. Todas eran muy buenas, siempre se esmeraba y eran comidas dignas de la mejor mesa. Pero nunca se creó una tradición culinaria navideña.
Y, he aquí, que era llegar el Viernes Santo y mi madre, como toda su vida eso sí, se levantaba con las primeras luces del día, se metía en la cocina y se dedicaba a hacer la que para ella y para todos era la comida más sagrada del año.
La carne brillaba por su ausencia, por supuesto. Tan sólo los enfermos y los niños están exentos de ayunar (comer carne) los viernes de cuaresma, cuanto ni más el Viernes Santo.


El menú consistía en el potaje de Semana Santa, seguido del típico bacalao y merluza, más las tortillas de espárragos trigueros (cogidos por mi padre) y de patatas, para rematar con el arroz con leche y las torrijas. Todo un festín. El día que, para ayunar, comíamos más que ningún otro.
Pero guardo este día en mi corazón y seguirá ahí por siempre, así como mi respeto por la tradición.
Será bonito seguir adelante con las buenas costumbres.

Para rendir mi pequeño tributo al Viernes Santo, dejo aquí el poema más hermoso y emotivo que conozco dedicado a Jesús de Nazaret.




No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por ello de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.



(Probablemente de Santa Teresa de Jesús, siglo XVI)

domingo, 5 de abril de 2009

Siente conmigo



Mira con mis ojos.
Late con mi pulso.
Anda con mis pasos.
Llora con mi pena.
Siente con mi corazón.
Entonces..
.
podrás decir que es amor.
Hasta entonces..
.
sólo es un capricho del destino
,
además d
e tuyo.



jueves, 2 de abril de 2009

¿Dónde van?


De mi libro "La fuente de toda poesía", dedicado a mi madre, dejo hoy aquí esta reflexión que me obsesionaba durante los días posteriores a su marcha.

¿Adónde van aquellos que se marchan.
Qué pasa con quien queda y no les tiene.
Adónde se les habla,
cómo hemos de acudir si nos requieren.
Es un susurro una palabra suya
o una ráfaga de aire una caricia.
Una casualidad es una ayuda
o un sueño es la manera
en que nos miman.
Cuando se mira al cielo,
ellos nos miran,
o si rezamos ellos nos escuchan.
Allanan el camino que pisamos,
o si luchamos ellos nos empujan.
Despiertan a nuestra alma atormentada
del sueño del dolor que no termina,
si no atendemos, sacuden la almohada
y casi gritan "¡levanta y camina!".
Si viven nuestra vida con nosotros,
qué han de gozar viviendo
en la otra vida.
O nos abren caminos juntos a ellos
para que cuidemos a los que sigan?