martes, 9 de diciembre de 2008

Mi cajón de sastre - 2



A vueltas con mis nuevas creaciones, he decidido que ya es momento de compartir otra.

He mencionado en algún momento la palabra serenidad, pero por ahora tan sólo quiero dejar constancia de cómo la he sentido recientemente, a la espera de animarme a hablar más extensamente de ella.
Creo que si hay una sensación en la vida que puede equipararse a la felicidad es la serenidad. Y no acabo de decidir cuál de las dos lleva a la otra, pero sí tengo claro que van de la mano. No podría ser de otro modo.

La serenidad es una sensación de plenitud que, si estuviera presente más a menudo en nuestra vida, haría que las cosas fuesen más sencillas.


¿Puede la serenidad
venir de algún sentimiento
que no sea la bondad,
o del arrepentimiento,
del perdón,
de la esperanza?
Que no es querer resignarse,
que es luchar desde el abrigo
que puede dar la templanza
de ser, no del haber sido.
Sentir la brisa en los sueños,
la paz en las realidades,
sentir que cuando se avanza
se disfruta, se descansa.
Todo está bien y estará
porque lo que nos anima
es nuestra serenidad.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Esta poesía es simplemente preciosa, y aunque este no sea el texto navideño y yo no crea en la navidad, feliz Navidad y mejor aún Felices poesías. Ana.