lunes, 23 de enero de 2012

El Perdón


Siempre me gustó esta historia. Hoy quería compartirla porque creo que estamos muy necesitados de sentimientos positivos, aunque perdón es más fácil decirlo que hacerlo. Por eso me gusta este texto de Paulo Coelho, porque es una manera de acercarnos al perdón que primero me sorprendió, luego me hizo sonreir y finalmente me dejó ver cómo la serenidad de ánimo nos lleva a la reconciliación con nosotros mismos y con el mundo en que vivimos.

 
En el día del Yom Kyppur, el rabino Elimelekh de Lisensk llevó a sus discípulos adonde trabajaba un albañil.
-Fijaos en el comportamiento de este hombre –les dijo, -pues él consigue entenderse bien con el Señor.
Sin darse cuenta de que estaba siendo observado, el albañil concluyó sus tareas y se acercó a la ventana. Sacó del bolsillo dos pedazos de papel, y los levantó hacia lo alto, diciendo:
-Señor, en una hoja he escrito la lista de mis pecados. He cometido algunos errores, y no tengo por qué esconder que Te ofendí en varias ocasiones. En el otro papel está la relación de Tus faltas para conmigo. Me exigiste más de lo necesario, me trajiste momentos difíciles, y me hiciste sufrir. Si comparamos las dos listas, estás en deuda conmigo. Pero como hoy es el Día del Perdón, Tú me perdonas, yo te perdono, y continuamos juntos nuestro camino durante un año más.

Paulo Coelho

3 comentarios:

ShiroDani dijo...

Tengo que admitir que el mensaje es ideal, pero también debo decir para ser sincero, que no me gusta el autor. No me suele gustar la literatura de auto-ayuda.
Un abrazo querida Amiga.
Sería mucho pedir que cuelgues poemas tuyos… me encantan y me “iluminan” mucho más que el
Coelho ese.

Pedro Bonache dijo...

Suscribo el deseo de ShiroDani..., Antonia, pero también es importante que nos cuentes aquello que te arrancó una sonrisa.
Aunque a veces no es necesario encomendarse a los "pecados" para suplicar el perdon, basta con recordar a aquellas personas a las que hemos podido molestar u ofender, basta con reconducir aquel comportamiento para la proxima vez que nos crucemos con ellos, les sonriamos y veamos tan solo lo bueno, lo que nos eleva.

Leonor Ortega dijo...

El perdón... Ojalá aprendiésemos a perdonar pero desde dentro, desde lo más hondo de nosotros y sin rencores. Seguro que el mundo iría mucho mejor y desde luego que nuestra propia vida también ;)
Bonita historia que nos hace reflexionar.

Un abrazo con todo mi cariño cielo,