martes, 27 de octubre de 2009

La realidad supera a la ficción

El Gato

Va a llegar noviembre y con él el día de Todos los Santos, al cual defiendo contra viento y marea en contra de la invasión norteamericana de Halloween. Lo único que tienen en común, a mi entender, es el culto al más allá y a aquello que de allí pueda venir o allá pueda ir.
Quiero volver a poner una entrada que colgué el año pasado por estas fechas, recién estrenado mi blog, y que muchos no leisteis pues entonces todavía no nos conociamos.



Compartamos un relato que forma parte de la historia de mi familia desde hace más de medio siglo. Siempre que se lo oía contar a mi madre, unos dedos invisibles recorrían mi espalda hasta llegar a mi nuca, donde conseguían hacer que toda yo me estremeciese.

No es ficción.


"¡Ahí va! ¡Qué cerval!- dijo Angel, sentado al lado del fuego. El gato estaba debajo de su silla. Era la primera vez que lo veían. Blanco impoluto, no se veía un gato así por aquellos lares.


Al amor de la lumbre, estaba toda la familia, Eugenia, la madre, viuda doliente de Rogelio Pozo, y los hijos. Al mayor, José, le seguían Angel y Pedro, la única hija, Virtudes, y el pequeño, Rogelio, aquejado de una grave neumonía que daba sus últimos coletazos.

El pequeño pasaba sus ratos entre el sofá y la cama, descansaba y comía lo q
ue el resto de la familia le procuraba con ansia para mejorar su estado. Estaba débil pero resistía, luchaba por una vida joven, porque las lágrimas no volvieran a los ojos de su madre y por seguir al lado de su Virtudes, ¡tan luchadora, tan cuidadosa, tan amante y tan necesitada de apoyo! El gato se acostó a sus pies y ya no se separó de él. Cuando el sol se ponía y Rogelio se iba a su habitación, el gato se echaba a los pies de su cama. Cuando el niño, de catorce años, se levantaba para pasar el día en la cocinilla al lado del fuego, el gato le acompañaba y se quedaba todo el día con él.

La familia, que en un principio no había reparado en él, los gatos entraban y salían de
las casas a voluntad porque las puertas estaban siempre abiertas para los animales y las personas, empezó a preguntarse de quién era aquel animal. Era diferente, nunca se había visto un gato así. Los hermanos empezaron a pedir razón a los vecinos. Nadie sabía nada, nadie lo había visto, no era de nadie. Pero estaba ahí, era la sombra de Rogelio, paso que daba el muchacho, paso que el gato daba con él. Nadie le vio comer ni beber en el tiempo que estuvo en la casa, parecía alimentarse del aliento del niño.


Con los días, la salud del pequeño empezó a decaer, las fuerzas ya no le permitían levantarse de la cama y los suyos le rodearon en la habitación, velaron su sueño y su respiración, rezaron a su lado y pidieron por él mientras luchaban por un pequeño rayo de esperanza.

El gato siempre. El gato con él. El gato no dejo sus pies. No comió. No bebió. Le confortaba.

Era de madrugada. Hacía quince días que el gato apareció al lado de la lumbre. Eugenia velaba a su hijo. Había dormido tranquilo, sereno. De repente, abrió los ojos y levantó la cabeza:
-¡Ya se va!-dijo Rogelio.
-¿Quién se va?-le preguntó expectante su madre.
La respuesta no llegó. Su alma se fue suavemente, mien
tras un manto de dolor caía sobre la casa.

Nadie volvió a ver al gato.

Mi madre, su hermana, Virtudes, nos contó cómo con el tiempo la familia fue consciente de cómo el gato se había ido delante de Rogelio, de cómo se preguntaron quién era aquel que había abierto el camino y se lo llevó consigo".




¿Quién no se ha preguntado alguna vez que hay detrás de la mirada de un gato?

17 comentarios:

Moony-A media luz dijo...

Yo siempre que miro a un gato veo lo mismo. Sabiduría.
Una sabiduría inalcanzable.

Me gusta pensar que un gato venga a buscarme.

Un beso grande.

Antònia dijo...

Yo creo que si tiene que haber un mensajero del Más Allá, seguramente será un gato.
Besos!!

Mundo Animal. dijo...

BUENAS NOCHES AMIGA YO PIENSO COMO TUUU, GRACIAS POR VISITARME, TE DEJO UN ABRAZO Y TE DESEO UN LINDO MIERCOLESSS

CHRISTIANNNNNNNNN :D

Аmanecer dijo...

Un relato triste,y con una gran perdida como lo es un ser querido.

A pesar de estar aquì en USA, nosotros no hemos perdido la tradiciòn de hacer un altar de muerto, (para los familiares, que se fueron antes que nosotros).

Besos!!

Lucía dijo...

Estremece el relato. Además dices verdadero y estremece más aún.
De pequeña no me gustaban los gatos, hasta que un buen día me encontré sentada en un sofa, de una sala de espera y dos gatos negros no dejarón de pasear a mi alrededor en todo el tiempo.
Más tarde me dijo la dueña que era un buen augurio...aisss.
Ahora me encantan.
Un garan beso.

Antònia dijo...

Christian:
No podía ser de otro modo! Compartimos pasión por los animales!
Feliz semana!
Besos!!

Amanecer:
Es una historia triste por el desenlace, pero tiene una parte de belleza que sólo se puede ver ahora, con la perspectiva del tiempo.
Muy bonito y emotivo conservar la tradición del altar de muerto.
Besos!!

Lucía:
Sí, es estremecedor, siempre que lo cuento lo siento así.
Creo que debió ser muy fuerte cuando mi madre y su familia se dieron cuenta de lo que realmente había pasado...
Besos!!

Jose Joel Rios dijo...

Soy amante de los gatos y realmente lo que no lleva o nos llevará es solamente el deseo de abandonar el deseo de vivir.
Más no denigra a nadie uno o el otro.

Saludos muy interesante blog.

Antònia dijo...

Muchas gracias por tus palabras, Jose Joel!
Quién sabe qué nos llevará, qué encontraremos, cuándo y cómo, pero esta pequeña historia habla sobre una posible puerta y un posible mensajero, lo que no deja de ser inquietante, no?
Besos!!

mimbre dijo...

Hola Antónia...
Realmente, me impacto la historia, para reflexionar¡¡ Que tienen "algo " de especial los gatos, Si Señor¡¡ En la antiguedad, muchos pueblos le atribuian poderes magicos¡¡
Una cosa si es cierta, que son perceptivo no hay duda...
Buen escrito, AMIGA, gracias por tus palabras
Un ABRAZO enorme¡¡
Osvaldo

Antònia dijo...

Me alegra que te haya gustado, Osvaldo!
Es una historia para pensar y cargada de sentimiento. No puedo evitar recordarla siempre que veo un gato blanco!
Besos!!

Anónimo dijo...

Te agradezco el recordatorio para poder leer este enigmático relato.
Un beso
ONDA

Antònia dijo...

Enigmático al igual que tu relato. Puede que sean las fechas las que nos traen estos recuerdos.
Besos!!

Tony Amesty dijo...

Un relato intrigante, es posible que sea un mensajero, quizas sea ese perro negro que vió Felipe II entre delírios antes de su muerte transformado en gato.

Un abrazo

Camino del sur Pilar Obreque B dijo...

Hola Antonia!!!, impresionante relato, es lindo pensar en un ser que nos abrá paso hacia el más alla, así no viajar tan solos.

Cariños

Antònia dijo...

Tony:
Puede ser un mensajero o, como pensaba su familia, pudo ser su propio padre que vino a llevarselo con serenidad y amor.
Besos!!

Pilar:
Así espero que sea, amiga, con una mano amda que nos guíe.
Besos!!

Sir Bran dijo...

Detras de su mirada, y de su paciencia, de sus múltiples explicaciones calladas, y sus saltos atrevidos...
cada gato tiene su trasfondo, pero todos ellos han de celebrarte en esta entrada.
Me gustó.

Antònia dijo...

Muchas gracias, Sir Bran!
Espero que ellos me celebren la entrada porque la he hecho desde la admiración y el respeto y porque creo que ellos pueden ser algo más.
Besos!!