viernes, 7 de noviembre de 2008

"Esperando la luz"



Nunca pensé en publicar. Nunca sentí esa necesidad. Eso fue hasta que lo hice.
Mi poesía era mía. Mis versos eran yo. Eran mi vida. Eran mis emociones más desnudas. Yo escribía como pensaba, como sentía, como soñaba, como esperaba,... como recibía y como daba.
Si alguna vez me he sentido identificada con una definición de poesía es con la que hizo Fernando Pessoa. El dijo: "Ser poeta no es una ambición, es mi manera de estar solo". Y yo siempre lo he sentido así. La poesía era mi rincón. Hasta que dejó de serlo.
Las personas que me querían, a las que quería, compartían conmigo mis pequeñas incursiones en las letras, y siempre me animaron a publicar. Para ellas, aquello era tan bueno que había que compartirlo con cuanta más gente mejor. Y yo pensaba, ¡son mi familia! ¿qué van a pensar ellas?, y lo dejaba pasar.
Hasta que un día pensé que, quizás yo no sentía esa necesidad, pero podía intentarlo por mi madre. Estaba segura de que a ella la haría muy feliz, así que ¿por qué no intentarlo?. Me puse manos a la obra y de ahí surgió "Esperando la luz". Mi primer libro. Es una recopilación y una criba de mis mejores poemas escritos entre los quince y los treinta y tantos. Hay una evolución de los primeros poemas a los últimos, como la hubo en mí.
Hoy empiezo a compartir con vosotros los poemas de este libro. Los iré mostrando tal y como están numerados en el libro. Espero que, aquellos que no los hayáis leido, disfrutéis con ellos.

1
Sería maravilloso
poder escribir poesía,
sentirle siempre a mi lado,
saber que su vida es mía.

2
Yo me miré en tus ojos una tarde
y me quedé prendida en tu figura.
Tú, sin saberlo, fuiste mi alimento,
manjar más dulce que la miel más pura.

Yo me miré en tus ojos una noche
y fui feliz porque me respondían.
¡Qué poco imaginaba, confiada,
que aquella vez de mí se despedían!

3
Mientras exista una sombra de duda
-inmenso valle de mi fantasía-
guardaré en mi regazo, con ternura,
un motivo, una risa, una locura,
el beso aquel que no me diste nunca,
la mano fuerte que me diste un día.

4
Gracias por haber sido mi aliado
y llenar mi corazón con tu sonrisa.
Una mirada tuya me ha bastado
para cambiar mi llanto en feliz risa.

5
Llorar es un pasatiempo
y el tiempo ya lo perdí.
Lloré por no tener tiempo
y el tiempo me tiene a mí.

Bien, como primera entrega yo creo que basta. Espero que sepáis disculpar la candidez y la absoluta "dulzura" de algunos, pero el amor es así, al menos lo era para mí. Algunas cosas se serenan con la edad.

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